Minuto 38 del segundo tiempo.


Por: Luis David Parra

Corría el minuto 38 del segundo tiempo. El azul era más, pero Óscar Córdoba se había encargado, él solito, de que el partido todavía fuera en ceros. Imbatible. Una y otra vez había salvado el arco de su equipo y se había convertido en figura. Remates de Pérez, Salinas, Ciciliano, Estrada y sobretodo de Martín García, que lo probó de todos los ángulos, eran controlados o rebotaban en los puños del arquero como un muro de concreto.

Ya con Ciciliano, el equipo jugó mucho más ordenado que en el arranque del torneo. Se mostraron jugadas preparadas de pelota parada, paredes, triangulaciones, relevos y como siempre, mucha garra. El equipo mostró algo de esa fantástica actuación internacional del año pasado que nos dió muchas alegrías.

El debút de Roberto Carlos Cortés por zona izquierda fue muy bueno. Aportó en marca, en salida, en juego colectivo, salvó un par de veces con cierres oportunos y siempre disputó los balones con mucha garra. Sin lugar a dudas el equipo gana más seguridad defensiva con él por la izquierda. Ahora no falta mejorar casi nada, solo el centro y la derecha. Porque Salinas es metedor, pero no levanta la cabeza y así nunca va a ayudar en una salida rápida. Mosquera no luce tan seguro como antes y Asprilla no está en su mejor nivel.

Con todo y eso, Millonarios era mucho más. Llegaba claramente a la portería contraria haciendo que todo el banco del Cali y las graderías se comieran las uñas. Y yo creo que la indigestión (de uñas), llegó a ser crítica en el minuto 38 del segundo tiempo.

Tiro de esquina a favor del azul, cobra Ciciliano al centro del área. La figura del encuentro hasta el momento, Óscar Córdoba, sale muy seguro de su arco, salta y agarra el balón. Una jugada de un arquero seguro y que recordaba por qué fue llamado tantas veces a la Selección Colombia. Un segundo después, nos hizo recordar a todos una de sus virtuosas cualidades menos extrañadas: cagarla. Con el balón ya en su poder, lanzó un codazo y lo encajó directo en la mandíbula de Mosquera, con tan mala suerte, que el árbitro estaba cerca y no dudó en pitar la infantíl falta. Y llegaron las desgracias una tras otra:
Falta en el área chica. Tarjeta Roja para el arquero. El Cali no tenía más cambios. Penal. Minuto 38 del segundo tiempo.
Óscar Córdoba lo decía una y otra vez: juepp....!!!

Fue entonces cuando apareció Espínola. Sólo él sabía que una seguidilla de tragedias no podía terminar de otra forma que con otra tragedia más, pero para Millonarios. Agarró los guantes y al mejor estilo del Roquero-Cancervero Burgos, atajó el envío de Ciciliano con la cara.

Ahí, en el minuto 38, se acabó todo.

El Cali terminó festejando un empate en su casa y Millos se trajo un punto, que bien podrían haber sido 3.

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